Menú
SEGURIDAD Y DEFENSA

Blackwater

En el marco de un verdadero proceso de acoso y derribo contra George W. Bush, reflejado en la pronta traducción de aquellas obras que le critican, ha aparecido en nuestras librerías Blackwater. El augel del ejército mercenario más poderoso del mundo, del periodista Jeremy Scahill.

En el marco de un verdadero proceso de acoso y derribo contra George W. Bush, reflejado en la pronta traducción de aquellas obras que le critican, ha aparecido en nuestras librerías Blackwater. El augel del ejército mercenario más poderoso del mundo, del periodista Jeremy Scahill.
Con un tono mesiánico que ya se hace notar en la dedicatoria –en la que se homenajea "a los periodistas independientes y no incrustados en unidad militar alguna y a los trabajadores de los medios árabes", pues, se nos dice, a ellos debemos que podamos conocer los hechos sin recurrir a los relatos de los "ricos" y los "poderosos"–, Scahill nos da cuenta de un mundo maléfico en el que neocons, cristianos ultraconservadores, o "neocruzados", y desechos de la dictadura chilena y del apartheid surafricano forman piña para masacrar a la población civil iraquí.
 
A diferencia de una obra previa, más académica y menos tendenciosa que ésta, publicada por el analista de la Brookings Institution Peter Singer y titulada Corporate Warriors: The Rise of the Privatized Military Industry (Guerreros corporativos: el auge de la industria militar privada), Blackwater se centra en la compañía del mismo nombre, de ahí que Scahill pierda de vista la importante panoplia de empresas similares y con resultados más brillantes y deje de lado algo tan importante como explicar el porqué de la proliferación de las mismas, lo cual demuestra que de lo que se trataba era de denunciar ante un público ya predispuesto que la "privatización" de la guerra es contraproducente per se y que además es cosa de Bush y sus secuaces. Huelga por supuesto referirse –aunque no le queda más remedio que hacerlo, por cuestiones de orden cronológico– al florecimiento de estas compañías (que poco tienen que ver con las tristemente célebres redes de perros de la guerra de la Guerra Fría y de las luchas anticoloniales de los 60 y 70) bajo la presidencia de Bill Clinton, en el mundo ya global de los años 90, y a la razón de dicho florecimiento: las carencias y los límites que los sectores pacifistas y antimilitaristas –de los que el autor no debe de estar muy alejado– han impuesto a los ejércitos nacionales, que sí son responsables ante la ley, ante los medios de comunicación y ante las opiniones públicas.
 
Uno de los incontables desplazados que ha provocado el conflicto de Darfur.Este tipo de compañías proliferaron en los 90, decía, para suplir las carencias de las fuerzas de paz, que entonces se desplegaban sin medios humanos, sin apoyo logístico suficiente y sin mandatos serios en escenarios como Ruanda o los Balcanes y que hoy, lamentablemente, se siguen moviendo en parecidas condiciones en escenarios como Afganistán o Darfur, donde ni siquiera se logra incrementar el despliegue, a pesar del insoportable número de muertes que se está registrando. Pero, claro, de esto nada se dice en el libro.
 
Del inventario de acciones de Blackwater no se colige que sea un dechado de virtudes y de buen hacer, de prudencia exquisita y de respeto a los no combatientes. Hay, indudablemente, páginas oscuras en el historial de algunos de sus hombres, especialmente en Irak, donde la naturaleza del conflicto y del campo de batalla ha dado pie a un amplísimo uso de efectivos y a la comisión de algunas tropelías (a este respecto, consúltese mi artículo "El despliegue de compañías militares privadas en escenarios de combate del mundo árabomusulmán", pubicado en la revista Ejército en mayo de 2008). Como quiera que el escenario iraquí es el privilegiado en las páginas de este libro, es buen momento para rememorar el papel de los hombres de Blackwater contra el Ejército del Mahdi en Nayaf en abril de 2004 (en aquel momento, en aquella zona había presencia militar española), el linchamiento de que fueron objeto cuatro de sus empleados en Faluya en marzo de ese mismo año o la protección que prestaron al hombre fuerte de la coalición en Irak, Paul Bremer.
 
Scahill utiliza muchas notas, que remiten a algunos libros y documentos pero, sobre todo, a artículos de prensa. Su afán es demonizar a los "soldados corporativos", es decir, a los empleados de las compañías privadas de seguridad, entre los que no sólo hay soldados: también hay mecánicos, médicos, forenses... Si lo que quiere es cebar su animadversión hacia EEUU y su Gobierno, éste es su libro. Si, por el contrario, desea estar bien informado y formarse un criterio equilibrado sobre la privatización de la seguridad y la defensa en determinados escenarios, puede leerlo, claro, pero habrá de darse a una exhaustiva labor de contraste con otras fuentes.
 
 
© GEES
 
JEREMY SCAHILL: BLACKWATER. EL AUGE DEL EJÉRCITO MERCENARIO MÁS PODEROSO DEL MUNDO. Paidós (Barcelona), 2008, 528 páginas.
0
comentarios