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CELSIUS 7/7

El apaciguamiento conduce al terror

Michael Gove, brillante escritor del Times británico metido ahora a político conservador, acaba de publicar un opúsculo potente en el que hace un desesperado llamamiento a la claridad moral en los tiempos que corren, donde impera el relativismo de todo tipo.

Michael Gove, brillante escritor del Times británico metido ahora a político conservador, acaba de publicar un opúsculo potente en el que hace un desesperado llamamiento a la claridad moral en los tiempos que corren, donde impera el relativismo de todo tipo.
Impulsado por el ataque del terrorismo islámico el 7 de julio de 2005 en Londres, el autor destila aquí sus ideas de siempre y nos muestra cómo la política occidental de apaciguamiento ha provocado el terror que hoy sufrimos, y cómo seguirá provocando más terrorismo.
 
Es uno de esos libros que se leen de un tirón porque enganchan, lo cual es de agradecer. Asimismo, se debe dar las gracias a los autores que plantean sus ideas de una forma clara y elegante, y con contundencia. Gove es uno de ellos. Además, de su prosa se pueden entresacar brillantes citas.
 
La tesis central de Celsius 7/7 gira en torno la noción de que vivimos en guerra, aunque nos cueste aceptarlo. Y que esa guerra no empezó el 11-S, sino mucho antes. Los ataques sobre Nueva York y Washington sólo sirvieron para que el pueblo y los líderes americanos tomaran conciencia de ello. 
 
Siendo, como es, un provocador–alguien que no engaña a nadie ni oculta su adscripción al neoconservadurismo–, Michael Gove coincide en un planteamiento con los izquierdistas rampantes que nos rodean: Occidente tiene una gran responsabilidad en esta guerra. Pero, a diferencia de las mentes biempensantes del socialismo posmoderno, considera que Occidente no es culpable por lo que ha hecho, por sus políticas hacia Oriente Medio, por ejemplo, sino por lo que no ha hecho. Y lo que no ha hecho, dice Gove, son dos cosas básicas: sentirse seguro de sí mismo y de sus valores y resistirse al chantaje del terror.
 
Chamberlain, en 1938, tras la Conferencia de Múnich.Para Gove, desde los años 70 los occidentales hemos sucumbido a la tentación del apaciguamiento, eligiendo la tibieza –cuando no la inacción– frente a los terroristas a cambio de un espejismo de paz, tal y como Europa hizo con Hitler en Munich, cuando pretendió intercambiar tierra por no agresión. Tal como entonces se perdieron los Sudetes y finalmente la paz, el apaciguamiento actual no ha llevado sino al convencimiento por parte del los terroristas islámicos de que estamos en una fase de debilidad terminal. Nuestras concesiones les revelan nuestra debilidad y cobardía, pero en lugar de calmarles les hace más osados y sangrientos. En eso Michael Gove coincide con el secretario de Defensa americano, quien, extrayendo lecciones de la historia militar, llegó a la conclusión de que la debilidad y no la fuerza es lo que incita a la agresión.
 
Igualmente, el autor coincide con nuestros radicales de izquierda (sobre todos con esos que lucen sin rubor alguno el famoso pañuelo de Arafat en solidaridad con el mundo árabe, como acaba de hacer Rodríguez Zapatero) en que Israel tiene mucho que ver con esta guerra que estamos librando malamente. Sólo que Gove, a diferencia de nuestro presidente profidén, siempre él tan sonriente, no culpa a Israel de todos los males del mundo; al contrario, ve en Israel nuestra última defensa contra la creciente ola de extremismo islamista.
 
Sería bueno que alguien en el PSOE se leyera el capítulo que Gove dedica a analizar por qué el ser antiisraelí se ha convertido en una pieza central del pensamiento radical europeo, y de la izquierda en general. Cómo el laborismo y la izquierda creyeron en Israel como símbolo material de su antifascismo, y cómo su romanticismo les llevó a imaginarse el paraíso comunal hecho realidad en el kibbutz. Pero también cómo, a medida que la izquierda abandonaba su discurso económico y se volcaba en la lucha cultural, cambiaron el proletariado, que tanto les había motivado, por las fuerzas antiimperialistas y antioccidentales del Tercer Mundo, en las que veían su nuevo motor de cambio histórico. De entre ellas, la causa palestina acabaría ocupando un lugar especial.
 
Y se convirtió en central, como explica el autor, por nada directamente relacionado con el futuro de los pobres palestinos, sino por el odio interno de la izquierda hacia nuestro sistema de vida, nuestro sistema económico y nuestros valores liberales. Ser propalestino era la forma de decir que se estaba contra Israel, la nación que condensaba en grado extremo todo lo que somos nosotros, una democracia que defiende su Estado nacional y que lo hace, si es preciso, por la fuerza.
 
Celsius 7/7 arranca con un breve pero ilustrador recorrido histórico por el nacimiento y auge del islamismo, de la mano de sus principales figuras. No por conocido deja de tener interés. Continúa con las reflexiones sobre Israel y su lugar en la lucha contra el terror, lo que da pie al autor a unas atractivas reflexiones sobre nuestros valores y sobre cómo peligran, a causa de nuestros enemigos de dentro y fuera.
 
Hay una sección altamente interesante, la que aborda el problema de la inmigración musulmana en Europa y del islamismo en Inglaterra. Gove no hace concesiones en este terreno: si Londonistán es una realidad se debe a la negativa de los diversos gobiernos a tomarse en serio la amenaza islamista. Es digno de elogio el mapa que hace del islamismo en su país, de sus organizaciones y de sus líderes, un poco al estilo de lo que otro gran experto, Daniel Pipes, hace en los Estados Unidos con su Campus Watch. Aquí en España esa labor está, desagraciadamente, todavía por hacer
 
El libro acaba, como no podía ser de otra manera, con unas recomendaciones sobre qué hacer, pero tal vez sea la parte menos rica. No porque sus propuestas no sean claras, pero unas escapan a la acción de un Gobierno, como ganar en Irak y democratizar el mundo árabe, otras se topan con fuertes resistencias políticas, como cambiar la legislación para castigar más y mejor los comportamientos derivados del islamismo, o, simplemente, no dejan de ser un  piadoso deseo, tal como redescubrir la fe en nuestros propios valores. Todos sabemos, en ese sentido, lo que hay que hacer, pero muy pocos inspiran una forma de cómo hacerlo.
 
Con todo, esta obra de Michael Gove viene a ser una brizna de aire fresco en un panorama intelectual por lo general ciego y deshonesto y que en el fondo, sin decirlo, reniega de lo que somos y se avergüenza de cómo hemos llegado a ser lo que somos. Si alguien quiere ideas y argumentos para la defensa de nuestros valores, los tiene muy claritos en Celsius 7/7. De momento en inglés, pero esperemos que pronto traducido al castellano.
 
 
Michael Gove: Celsius 7/7. Weidenfeld & Nicholson (Londres), 2006; 153 páginas.
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