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ENTRE LOS DOS SIGLOS

El conservador que se quiso optimista

¡Un nuevo libro de Amando de Miguel! Bien. Los clásicos siguen fieles a sí mismos. Éste se titula Entre los dos siglos y repasa la situación de la sociedad española entre 1996 y 2004. Una transición que está llamada a hacer historia porque coincide con los ochos años de gobierno de José María Aznar.

¡Un nuevo libro de Amando de Miguel! Bien. Los clásicos siguen fieles a sí mismos. Éste se titula Entre los dos siglos y repasa la situación de la sociedad española entre 1996 y 2004. Una transición que está llamada a hacer historia porque coincide con los ochos años de gobierno de José María Aznar.
Amando de Miguel ya había dedicado otro libro a otra etapa de transición, la ocurrida entre los siglos XIX y el XX. El lector curioso podrá aventurarse a releer aquel volumen, para comparar situaciones y perspectivas. Las diferencias entre las dos son grandes, aunque Amando de Miguel elabora al principio del libro una entretenida y curiosa teoría de los ciclos generacionales que hace de la unidad temporal secular, es decir de esos cien años a los que llamamos siglo, algo más que una simple convención. Hay por tanto en el libro una reflexión, a veces explícita y otras subterránea, pero siempre presente, sobre la continuidad y las constantes de la historia de un pueblo, en este caso el español.
 
Lo fundamental se centra en la descripción sociológica, en el sentido amplio que le da Amando de Miguel –es decir, moral–, del pueblo español, y su evolución en el paso de un siglo a otro.
 
El autor constata el extraordinario dinamismo que caracterizó la vida española en aquellos años, que parecen tan lejanos. La economía es el primer punto, y aunque no es éste el tema del libro, Amando de Miguel insiste en que la española se convirtió en ese tiempo en una "sociedad de propietarios", como la norteamericana o la inglesa con Thatcher, un cambio que obligadamente tendrá repercusiones a largo plazo. Sobre la población, Amando de Miguel destruye el tópico de la baja natalidad e insiste en que ha repuntado en los últimos años. Atribuirlo a la inmigración es poco pertinente. Los que están naciendo ahora son los nuevos españoles, sea cual sea el origen de los padres, y si es que los padres no lo son ya también. Estaría bien preguntarles si han venido para ser catalanes o vascos, y no españoles.
 
Amando de Miguel.Se echa de menos una reflexión de mayor calado sobre el gigantesco cambio que la inmigración va a producir en un país hasta hace bien poco macizamente católico y blanco. Bien es verdad que esos cambios están por venir y caen fuera de los límites cronológicos del libro.
 
Hay más tópicos que Entre los dos siglos pone en duda. Uno de ellos es el del predominio del trabajo precario: insiste Amando de Miguel en que si algo caracteriza a la sociedad española es lo contrario, el exceso de empleo fijo, con todas las rigideces que conlleva. Otro es el del crimen en sus grados más extremos, en particular los homicidios, que disminuyen; y otro más es el de las ganas de trabajar de los españoles, que por lo menos durante los cuatro años a los que se ciñe el estudio han sido prodigiosas.
 
Amando de Miguel aporta reflexiones interesantes acerca de las repercusiones de la definitiva incorporación de las mujeres al trabajo. Resulta notable el análisis acerca de la llamada "violencia de género", a la que el autor ha dedicado luego un estudio suelto exhaustivo.
 
Hugo Chávez y José Luis Rodríguez Zapatero.El libro presentaría un tono optimista si no fuera porque está escrito desde la inevitable perspectiva del cierre abrupto de aquella gran etapa de progreso. El colofón, con una página final compuesta en tipografía vanguardista y tradicional a la vez, adelanta juicios muy duros sobre los actuales gobernantes, en particular sobre la "sonrisa beatífica" de uno que se siente encandilado cuando contempla las circunvoluciones del vuelo de un moscardón, que podría llamarse –añado yo– Evo, Hugo, Fidel, o tal vez Carod Rovira.
 
Pero sería injusto responsabilizar a los figurones políticos del sabor agridulce que destila la obra. No es sólo cuestión política que la moral del esfuerzo esté desapareciendo en España, en particular entre los jóvenes, como señala el autor. En este punto, Amando de Miguel tal vez podría haberse extendido más en la responsabilidad de los padres españoles, que aceptan con mansedumbre estúpida que la adolescencia de sus hijos se prolongue indefinidamente. Tampoco es una cuestión política la persistencia de un tono vital pesimista, quizás fatalista, en la mentalidad de la mayoría de los españoles, un asunto sobre el que Amando de Miguel ya había escrito páginas memorables.
 
En el fondo, el autor mantiene una actitud un poco ambivalente ante esto último. Se lamenta, cómo no, de que una oportunidad como la que hemos tenido los españoles esté a punto de perderse. Pero al mismo tiempo reconoce en esa tendencia a la introversión y al desengaño –desengaño previo a la acción– una querencia muy profunda, casi de orden antropológico. El autor llega incluso a enfadarse un poco, con tono de moralista algo resabiado, ante los cambios que se están produciendo en la vida familiar. Ocurre que en Amando de Miguel hay un conservador optimista, a la norteamericana, pero que conoce demasiado bien los entresijos morales de un pueblo tan viejo como el español como para dejarse llevar por una visión demasiado dulce de lo que somos capaces sus compatriotas.
 
Como todos los suyos, este libro va escrito en un estilo rápido y prosaico, un poco barojiano, pero contenido, sin las genialidades de don Pío. A veces cae en el peligro de la monotonía. Le salva el dinamismo del punto de vista, la ductilidad con que la nota costumbrista cala en la exposición de datos estadísticos y el lenguaje, a veces técnico y otras popular e incluso castizo. La insistencia en escribir “la internet” tiene gracia, como si también en el uso del lenguaje apareciera una veta arbitrista que brota en otras páginas del libro, en particular en las dedicadas a la libertad de horarios comerciales. No faltan, claro está, los apuntes atinados sobre el propio lenguaje. Amando de Miguel recurre a la lengua viva para hablar de un pueblo vivo, y desconcertante en grado sumo.
 
En resumen, un buen libro para comprender unos años muy importantes, intentar entender a los españoles de hoy en día y, también, para seguir conociendo, y queriendo, a su extraordinario autor.
 
 
Amando de Miguel: Entre los dos siglos. La gran transformación de la sociedad española a caballo entre los siglos XX y XXI. Gota a Gota, 2005, 315 págs.
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