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LAS GUERRAS DE TODA LA VIDA

El islam al alcance de todos

En realidad, no habría que hacer esta reseña: bastaría, para que el libro que comento, la Guía políticamente incorrecta del Islam (y de las Cruzadas) de Robert Spencer, se recomendara a sí mismo, con reproducir aquí el índice. Pocos se resistirían a la tentación de leerlo. Y supongo que no saldrían defraudados.

En realidad, no habría que hacer esta reseña: bastaría, para que el libro que comento, la Guía políticamente incorrecta del Islam (y de las Cruzadas) de Robert Spencer, se recomendara a sí mismo, con reproducir aquí el índice. Pocos se resistirían a la tentación de leerlo. Y supongo que no saldrían defraudados.
Yo esperé una obra así durante mucho tiempo. Tanto, que hasta pensé en escribirla a partir de los muchos y muy buenos textos que sobre el islam circulan entre nosotros: los de Serafín Fanjul, los de Gustavo de Arístegui, los de Ayaan Hirsi Ali, los de Bernard Lewis, el de Ibn Warraq, el de Bruce Bawer, desde luego... Pero ninguno de ellos se avino, por la excelente razón de que saben demasiado como para ponerse a hacer divulgación, a redactar un manual como el de Spencer, un epítome de crítica militante del islam.
 
¿Que es de trazo excesivamente grueso? Tal vez. Tal vez no se deba decir, como él dice, que Mahoma es el profeta de la guerra, que el Corán es el libro de la guerra y que el islam es la religión de la guerra. Por si se ofenden nuestros amigos de la alianza de civilizaciones, Erdogán o Ahmadineyad. Tal vez no haya que decir que el islam oprime a las mujeres, el islam entero, no el expresamente yihadista. Tal vez no haya que decir que el islam se difunde por medio de la espada ni que es la religión de la intolerancia. Tal vez haya que plegarse a la idea de que hay personas de fe musulmana que son tolerantes, y que la tolerancia es inherente al islam, pero habría que hacerlo renunciando a la evidencia textual del Corán, a la biografía de Mahoma, a la prédica incansable de mil quinientos años, a la realidad de que, aun en Gran Bretaña, mueren asesinadas por motivos de "honor" doce mujeres cada año, de una de las cuales hablan en la tele en el momento mismo en que redacto estas líneas: una kurda, cansada de los malos tratos, que se separó de su marido y se enamoró de un "infiel", y cuya familia contrató a un sicario, que la estranguló y la enterró en un jardín para lavar la honra de la familia. Tal vez no se deba decir, pero aunque no lo digas aparecerás en las listas de islamofóbicos: defenderse es una enfermedad en el universo Atman.
 
Mahoma.Spencer no se arredra: es extraordinariamente claro: el proyecto expansivo del islam es consustancial a la doctrina, al texto sagrado y a la actividad del profeta Mahoma en este mundo. Y proporciona todas las referencias necesarias para avalar su afirmación.
 
Pero este libro, esta guía, que nada tiene que ver con lo políticamente correcto, más aún, que ejerce sin piedad la crítica de la corrección política, castradora y limitadora, es también una guía histórica de las Cruzadas. Spencer se expresa al respecto con mucha mayor claridad de la que yo lograría intentando resumirlo, de modo que lo cito extensamente:
Actualmente, las Cruzadas podrían estar causando más devastación que la generada durante sus tres siglos de duración, y no en términos de vidas perdidas y de propiedades destruidas, sino por medio de una destrucción de carácter más sutil. Las Cruzadas han pasado a ser no sólo un pecado fundamental de la Iglesia católica, sino del mundo occidental en general. Constituyen la prueba A de la acusación según la cual el actual enfrentamiento entre el mundo musulmán y la civilización poscristiana occidental es, en última instancia, responsabilidad de Occidente, que ha provocado, explotado y maltratado a los musulmanes desde la época en la que los primeros guerreros francos entraron en Jerusalén; al menos, ésa parece la opinión de Bill Clinton:
 
"En efecto, en la primera Cruzada, cuando los soldados cristianos tomaron Jerusalén, quemaron en primer lugar una sinagoga con trescientos judíos dentro, y en el Monte del Templo asesinaron a todas las mujeres y niños musulmanes de la multitud. Las crónicas de la época muestran a los soldados caminando por el Monte del Templo, un lugar sagrado para los cristianos, con la sangre hasta las rodillas. Puedo decirles que aún hoy se sigue contando esta historia en Oriente Medio, y que seguimos pagando por aquello" [el énfasis es de Spencer].
 
Curiosamente, en este análisis Clinton repite lo que dice el mismo Osama ben Laden, en algunos de cuyos comunicados se denomina a veces a su organización "Frente Islámico Internacional para la yihad (...) contra los judíos y los cruzados", en vez de Al-Qaeda, y se lanzan fetuas por la "yihad contra los judíos y los cruzados".
No se puede acusar al hombre de cobarde. Ni cuando abre así su obra, ni cuando expone la cuestión de las Cruzadas exactamente desde donde hay que exponerla: ¿qué hubiese pasado si aquéllas no hubieran tenido lugar? Obviamente, que estaríamos hablando árabe. Lo mismo que uno se pregunta cada año cuando se recuerda la crueldad aliada en el bombardeo de Dresde (no así en la entrada en Berlín de los soldados soviéticos): ¿qué hubiese pasado si Churchill no hubiese existido? Estaríamos hablando alemán, y no para conseguir un buen empleo, sino porque sí, porque tocaría.
 
Nada que ver con la historia contada por Ridley Scott, la de unas Cruzadas en las que la única persona decente era Saladino. Scott hizo doctrina oficial de la corrección política, pero no es cosa nueva: recuérdese el Mahoma de Anthony Quinn y piénsese en la reacción de los progres ante las (en general malas) películas en las que aparecen con visos de decencia Ricardo Corazón de León o Rodrigo Díaz de Vivar, el coco de los rubianes de este mundo.
 
No atender a lo que se expone en este libro (y eso es lo que Spencer advierte en el párrafo que he reproducido) es rigurosamente suicida. Puede que el presidente de la sonrisa y Felipe González y todos los que con él militan en la alianza de civilizaciones de la Fundación Atman nos digan lo contrario, pero ése es su papel: desarmarnos en todos los órdenes, prepararnos para la gran traición, de la que todas las que han perpetrado hasta la fecha han sido únicamente el prólogo. (Seguramente los condenados del proceso sobre el 11-M serán culpables, pero no son los únicos ni los más importantes. Ni siquiera ese muchacho que preguntó al salir de la incomunicación si había cambiado el Gobierno).
 
Compre este libro. Unos cuantos ejemplares, para regalar además de leer. Es barato, apenas 17 euros, y vale la pena. Educa.
 
 
ROBERT SPENCER: GUÍA POLÍTICAMENTE INCORRECTA DEL ISLAM (Y DE LAS CRUZADAS), Ciudadela (Madrid), 2007, 206 páginas.
 
Pinche aquí para acceder a la página web de HORACIO VÁZQUEZ-RIAL.
 
vazquez-rial@telefonica.net
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