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MITOS SOCIALISTAS

El otro Pablo Neruda

Durante los inicios del nuevo Gobierno socialista se celebraron en España (o mejor, en lo que va quedando de ella) actos, congresos y homenajes para celebrar el centenario del nacimiento del poeta chileno Pablo Neruda. Lo que se silenció y lo que apenas escuchamos en ellos es la otra cara de Neruda: la que trasciende al poeta del amor, al supuesto artista noble y defensor de la libertad, al honrado amigo del cartero en aquella popular película: Il Postino. El otro Pablo Neruda –del que se dice poco y se esconde mucho– es el ideólogo radical, el senador comunista que se confundió gravemente y que erró casi siempre en su visión de la historia.

Durante los inicios del nuevo Gobierno socialista se celebraron en España (o mejor, en lo que va quedando de ella) actos, congresos y homenajes para celebrar el centenario del nacimiento del poeta chileno Pablo Neruda. Lo que se silenció y lo que apenas escuchamos en ellos es la otra cara de Neruda: la que trasciende al poeta del amor, al supuesto artista noble y defensor de la libertad, al honrado amigo del cartero en aquella popular película: Il Postino. El otro Pablo Neruda –del que se dice poco y se esconde mucho– es el ideólogo radical, el senador comunista que se confundió gravemente y que erró casi siempre en su visión de la historia.
El Canto a Stalingrado de Neruda.
Su miopía marxista alcanzó también a su poesía, igual que hoy les ocurre a muchos poetastros salvadores, catedráticos de ejercicio que se enriquecen con el dinero público mientras fomentan una universidad radicalizada en el socialismo y la manipulación.
 
Juan Ramón Jiménez ya dijo de Neruda que era un gran poeta “malo”. Al hilo de la Guerra Civil, y tras haber insultado Neruda a todos los españoles que luchaban en el bando nacional, el chileno escribió poemas tan sintomáticos como Canto a Stalingrado o Nuevo canto de amor a Stalingrado. Leerlos hoy produce sonrojo, como otros muchos de su Canto general, por ejemplo. Allí Neruda elogia a Stalin y nos advierte: “Stalin alza, limpia, construye, fortifica / preserva, mira, protege, alimenta, / pero también castiga. / Y esto es cuanto quería deciros, camaradas: / hace falta el castigo”. Cuando muere Stalin, Neruda inicia su elegía con un “Camarada Stalin…”, a lo que sigue: “Stalin es el mediodía / la madurez del hombre y de los pueblos”. Para el gran Neruda, claro, los poetas que no pensaban como él –por ejemplo, Dámaso Alonso o Gerardo Diego– eran unos franquistas hijos de p…: “los Dámasos, los Gerardos, los hijos / de perra, silenciosos cómplices del verdugo”.
 
En 1945 Neruda fue elegido senador por Tarapacá y Antofagasta. En el Boletín de Sesiones del Senado de Chile se recogen los discursos parlamentarios de Neruda. En uno de ellos, Lenin es el “gran genio de este siglo”. Otro discurso, del 5 de junio de 1946, es un homenaje al líder soviético Mikhail Ivanovich Kalinin, fallecido dos días antes. Para Neruda, Kalinin fue “hombre de vida noble”, “gran constructor del porvenir”, “camarada de armas de Lenin y Stalin”. Afirma Neruda que Kalinin contribuyó al nacimiento y al esplendor del régimen soviético, “el que implantaría el comunismo en medio del concierto de las naciones como potencia gloriosa y respetada y como esperanza encarnada, realización formidable de vastos y antiguos sueños de la humanidad”.
 
La matanza de Katyn fue perpetrada por los servicios secretos soviéticos.Según Neruda, Kalinin personificó un hijo del pueblo, un gran capitán de la causa popular, un gran estadista, el gran patriota de una noble nación y un gran bolchevique. “Su recuerdo –concluye Neruda– permanecerá como un ejemplo de acción, de abnegación, de pureza y de lucha para todos los defensores del pueblo, en todos los países de la tierra”. Podríamos seguir. Pero todo esto que afirma Neruda cabría preguntárselo a los más de cuarenta millones de muertos por la dictadura estalinista, a los del Gulag, o a las decenas de miles de prisioneros polacos masacrados a sangre fría el 5 de marzo de 1940 en el bosque de Katyn, cerca de Smolensk, tras la orden expresa de ejecución firmada por ese héroe de Neruda –Kalinin– y su otro tirano favorito –Stalin–.
 
Entenderán ahora la fama de Neruda en las universidades del socialismo y la progresía. Comprenderán así que Neruda recibiera el llamado ‘Premio Stalin de la Paz’ en 1953. Se explicarán que fuera también Neruda miembro del jurado del mismo ‘Premio Lenin’ en 1965. No les extrañará tampoco que apoyara a otro mito socialista, Salvador Allende, y que –en fin– este Neruda sea un poeta tan querido por la espesa y estigmática izquierda intelectual. En este recién estrenado 2005 toca en España centenario del Quijote: no les extrañe que aparezca algún lince de la universidad socialista que nos demuestre documentalmente que Dulcinea era comunista. O que algún otro –iluminado por el talante e hipnotizado por el diálogo– busque hacer méritos en la universidad y aproveche el otro centenario –el de Cantos de vida y esperanza de Rubén Darío– para disfrazar de sandinista al gran poeta nicaragüense. Claro que eso ya lo hicieron los amigos de Daniel Ortega en la Managua de los ochenta. Y es que si no… la cosa no encaja. Mitos socialistas.
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