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PARACUELLOS-KATYN

El pasado sangriento de nuestra izquierda

Hace unos días, en TVE, el presidente del Gobierno se mostraba orgulloso del pasado de la izquierda. En contraposición, Pedro J. Ramírez le advertía del peligro que supone remover el pasado, ya que se podría traer a colación la rememoración de sucesos tan desagradables y sangrientos como el de Paracuellos.

Hace unos días, en TVE, el presidente del Gobierno se mostraba orgulloso del pasado de la izquierda. En contraposición, Pedro J. Ramírez le advertía del peligro que supone remover el pasado, ya que se podría traer a colación la rememoración de sucesos tan desagradables y sangrientos como el de Paracuellos.
Mientras la izquierda saca pecho por su actuación durante la Segunda República, reportaje del PSOE en La 2 mediante, retoca cual cirujano plástico toda su historia. Sin embargo, las verdades del barquero sólo pueden hallarse en otra parte; por ejemplo, en este libro de César Vidal, en el que no sólo se analiza el genocidio de Paracuellos, sino que se rastrea la sed de sangre de la izquierda hasta llegar a Marx y, en el caso del PSOE, al propio fundador del partido, Pablo Iglesias.
 
El autor expone su tesis de forma clara pero contundente. Así, explica cómo desde El manifiesto comunista de Karl Marx se prevé el asesinato de clases sociales enteras para acelerar el paso de la historia e imponer la dictadura del proletariado. Cuando Marx apunta, Pablo Iglesias dispara –o casi–. Si ya resulta sonrojante para el PSOE que se le recuerde que su patrono amenazó de muerte a un presidente como Maura, a muchos les sorprenderá aún más la batería de hechos que esgrime Vidal para calificar la ideología de Iglesias, como en su momento hizo Unamuno, de "socialismo de guerra".
 
Pablo Iglesias preside este cartel propagandístico de la UGT. Don Pablo fue un apologeta del asesinato de Canovas, pidió la desaparición (léase exterminio) de los curas y se opuso a las leyes antiterroristas de comienzos del siglo XX. En suma, como buen marxista, era anticlerical y antidemócrata: un totalitario en toda regla. Eso sí, de izquierdas, lo cual siempre resulta loable.
 
Después de desbrozar o, mejor dicho, derribar los cien años de honradez del PSOE, Vidal describe las calamidades de la izquierda durante la Segunda República. Así, señala que toda la plana mayor del PSOE incitó a la revolución de Asturias contra el Gobierno legítimo del centro y la derecha, llegando a armar a los obreros para que dieran un golpe de Estado e implantaran la tiranía socialista. En palabras de Indalecio Prieto: "¿Concordia? No. ¡Guerra de clases! Odio a muerte a la burguesía criminal. Pase lo que pase, ¡atención al disco rojo!".
 
El dichoso "disco rojo" resultó ser una cuchilla llena de sangre. En Paracuellos del Jarama, cerca de Madrid, bajo las órdenes del augusto Santiago Carrillo, la mano derecha de éste, Segundo Serrano Poncela, ejecutó a más de 4.200 personas. La responsabilidad de aquél, en la actualidad miembro del PSOE, es irrefutable. De hecho, el delegado de la Komintern, Gueorgui Dimitrov, llegó a escribir, en una carta hallada en los archivos de la antigua URSS, que "Carrillo (...) dio la orden de fusilar a los (...) fascistas detenidos".
 
Restos humanos hallados en Katyn.El por qué de este tipo de genocidios lo explica a la perfección una reputada política del PSOE, Margarita Nelken: "(...) nos harán falta llamas gigantescas que se verán desde cualquier punto del planeta y olas de sangre que teñirán el mar". Y así fue. Violaciones de monjas, quema de iglesias y conventos y asesinatos de sacerdotes se sucedían, en una orgía de sangre y llamas como pedía Nelken. Las cifras hablan por sí mismas: 6.832 sacerdotes y religiosos fueron asesinados durante la Guerra Civil en la zona republicana.
 
Pocos años después, en Katyn (Rusia), proseguía el experimento socialista de crear al hombre nuevo. Stalin, aquel político a quien tanto admiró Carrillo, ejecutaba a 21.857 presos, para luego imputar el exterminio a sus ex camaradas nazis.
 
Katyn y Paracuellos fueron dos ejemplos de lo que supuso la revolución socialista. Los que no van a los homenajes de ciertos políticos no son los malos. Los malos son quienes mienten y reinventan la historia de España para practicar un victimismo que oculta su cara más sangrienta.
 
Y ya que hablamos de buenos y malos, este libro pertenece a los primeros. Léanlo junto con otro de los últimos de César Vidal, Checas de Madrid: seguro que agradecerán que alguien les cuente las cosas tal y como fueron. Por cierto, el éxito del libro avala la tesis de que la gente no está dispuesta a comulgar con ruedas de molino.
 
 
César Vidal, Paracuellos-Katyn. Un ensayo sobre el genocidio de la izquierda, Madrid, Libros Libres, 2005, 419 páginas.
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