Para ello se sirvió de las mismas virtudes que le hicieron un gran agricultor: "Fue un trabajo de esclavos, miré millones de fotos del firmamento y comprobé hasta la más minúscula mancha que encontraba en ellas".
Fue así como el ahora desterrado Plutón pasó a engrosar la lista de los planetas del Sistema Solar.
Ésta es una de las historias que ofrece la reedición de un libro conocido por los amantes de la divulgación pero quizás injustamente tratado por el público generalista. En El universo para curiosos Nancy Hathaway, divulgadora norteamericana avezada en el contacto con los grandes públicos, repasa algunos conocimientos básicos de astronomía con gafas de "cotilla".
La gran virtud de la obra, más que su profundidad (que no es mucha) o su amplitud de espectro (imposible para un volumen sobre astronomía de pequeño formato), es el enfoque. La autora habla sin complejos de los asteroides como "la chatarra de los cielos", mezcla datos sobre Marte con curiosidades sobre películas de marcianos y mitos sobre mensajes del más allá, indaga en Los viajes de Gulliver para encontrar referencias a la existencia de satélites, explica la geología de la Luna acudiendo a leyendas de monjes de Canterbury del siglo XVII…
Esta capacidad para entresacar de los fríos datos académicos sustancia periodística, más atractiva (sin duda ganada a base de escribir para revistas como Harper's Bazaar o New Woman), confiere a Hathaway una especial aptitud para la divulgación popular. De manera que su libro, más que un ensayo, parece una recopilación de breves, sueltos, recuadros o minirreportajes que harán las delicias del lector moderno, atareado, sin tiempo y víctima de la lectura-zapping. Pero no por ello se encontrará una obra carente de sus compensadas dosis de erudición.
En fin, que no es un libro para los que quieran estudiar ciencia; pero el resto de los mortales agradecerán su existencia.