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TERRORISMO ISLAMISTA

España, territorio yihadista

Mucha ha sido la literatura vertida, desde el 11 de marzo de 2004, acerca del islamismo combatiente en España. La mayor parte de ella, prescindible. Bien por un inmediatismo puramente periodístico que hace a buena parte de esos libros ser mercancía efímera, incapaz de soportar una segunda lectura a las pocas semanas de su publicación, bien por contener poco más que proyecciones afectivas o sentimentales de contrapuesto signo y, en esa medida misma, aportar infinitamente más confusión que conocimiento: así sucede siempre con las buenas intenciones.

Mucha ha sido la literatura vertida, desde el 11 de marzo de 2004, acerca del islamismo combatiente en España. La mayor parte de ella, prescindible. Bien por un inmediatismo puramente periodístico que hace a buena parte de esos libros ser mercancía efímera, incapaz de soportar una segunda lectura a las pocas semanas de su publicación, bien por contener poco más que proyecciones afectivas o sentimentales de contrapuesto signo y, en esa medida misma, aportar infinitamente más confusión que conocimiento: así sucede siempre con las buenas intenciones.
Detalle de la portada de LA YIHAD EN ESPAÑA.
Ninguno de esos libros, en todo caso, ha abordado el problema central: ¿cómo y mediante qué monstruosas tolerancias ha podido ir tejiéndose en España, a lo largo de décadas, la más importante malla logística con que cuenta el terrorismo islámico en Europa? Y, consiguientemente, ¿en qué medida es hoy aún posible destruir ese formidable aparato de guerra que funcionó entre nosotros merced a la repetida complicidad de las administraciones políticas más opuestas?
 
Gustavo de Arístegui, en su libro La Yihad en España, ha abordado, por primera vez, de un modo riguroso ese problema endemoniado, que constituye el más grave de todos a cuantos va a enfrentarse la seguridad pública española en los años que vienen. No es sólo una cuadrilla, más o menos amplia, de asesinos la que se halla cómoda y profundamente enraizada entre nosotros. Es un ejército. Internacional. Bien alimentado económica y logísticamente. Casi invulnerablemente blindado, merced a los servicios de inteligencia de países a los cuales ha sido estúpida tradición de la diplomacia española llamar "tradicionales amigos".
 
Gustavo de Arístegui.Arístegui, que es indudablemente el primer especialista español en terrorismo islámico, arranca de una muy clara reconstrucción del mito del Al Ándalus perdido en el inconsciente del Islam moderno. Y de su eficaz potenciación como coartada del yihadismo en guerra contra los infieles desde septiembre de 2001. Sigue con una muy precisa reconstrucción del nacimiento y despliegue del islamismo combatiente, de ese yihadismo que, a partir de la fundación de los Hermanos Musulmanes en 1948, genera la línea de retorno a la literalidad coránica que desembocará en Ben Laden y la hipótesis de una reconquista militar de los territorios de los cuales el Islam fuera desposeído por la conspiración cristiano-judía, paranoicamente identificada con la existencia de los Estados Unidos de América y con su apoyo a la pervivencia de Israel.
 
Pasa luego a ir desenmarañando las grandes líneas de las tramas islamistas en España, su turbia financiación, entre la ayuda internacional abierta, el crimen común y sus variantes más organizadas, las redes de blanqueo de dinero negro… La aberrante alianza, también, que parece haber soldado con organizaciones izquierdistas, cuyo origen e ideario laico hubiera debido, en elemental lógica, hacer inmunes a este retorno a la teocracia neofeudal más bárbara. Los paradójicos modos en que todo eso confluye sobre el 11 de marzo.
 
¿Cabe aún ofrecer una resistencia policial y política a esa máquina de exterminio que late en el subsuelo de nuestra sociedad alegre y confiada? Arístegui piensa que sí, que aún sí. Pero el tiempo se acaba. Es la lección más desasosegante de este libro exhaustivo en su rigor, aterrador e imprescindible.
 
 
Gustavo de Arístegui: La Yihad en España. La Esfera, 2005; 464 páginas.
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