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EUGENE RICHTER, VISIONARIO

Imágenes del futuro "país de la esperanza"

Ofrecer el paraíso en la tierra ha sido la constante de todo tipo de socialismos (socialburócratas, populistas descarnados, marxistas, de falsa inspiración cristiana), y el resultado ha sido siempre el mismo: un infierno que combina la esclavitud con la mayor miseria moral y material. Tan temprano como en 1891, el liberal alemán Eugene Richter (1838-1906) dibujó anticipadamente los resultados que obtendrían en el siglo XX los experimentos socialistas, empezando por el más grandilocuente y terrible de todos, de inspiración marxista: la Unión Soviética.

Ofrecer el paraíso en la tierra ha sido la constante de todo tipo de socialismos (socialburócratas, populistas descarnados, marxistas, de falsa inspiración cristiana), y el resultado ha sido siempre el mismo: un infierno que combina la esclavitud con la mayor miseria moral y material. Tan temprano como en 1891, el liberal alemán Eugene Richter (1838-1906) dibujó anticipadamente los resultados que obtendrían en el siglo XX los experimentos socialistas, empezando por el más grandilocuente y terrible de todos, de inspiración marxista: la Unión Soviética.
Cartel de propaganda estalinista.
Richter escribió la novela Pictures of the Socialistic Future, que son las anotaciones que va haciendo en su diario un obrero alemán (socialista, desde luego) tras el advenimiento, en su país, del paraíso prometido por los socialistas. El protagonista pasa del entusiasmo inicial a la incomodidad, ante las primeras aberraciones del sistema –que sigue defendiendo con el argumento de que esas aberraciones, que lastiman a sus seres queridos, son parte del precio que hay que pagar para construir el futuro edén comunista–, y termina profundamente decepcionado.
 
Hoy día, socialismo y marxismo son palabras desprestigiadas en algunos sectores –los más ilustrados– de la opinión pública. Son demasiadas las evidencias del fracaso como para "vender" la idea de que un paraíso marxista o socialista puede ofrecer la felicidad, o siquiera el bienestar, a la población.
 
En parte por ese desprestigio, los nuevos socialistas se han esforzado por vender el mismo veneno con una nueva etiqueta que disipe la desconfianza: "proyecto alternativo", "sociedad humanista e igualitaria", "socialdemocracia" y otros nombres más o menos afortunados o disparatados. Una constante en esta propaganda es la confusión entre "moral" y "social". Todo lo que lleve la etiqueta de "social" es bueno; todo lo que se oponga a lo "social" es malo.
 
En el Canal del Mar Blanco perdieron la vida multitud de trabajadores forzosos.El libro de Richter, del que puede leerse la edición popular en inglés de agosto de 1907 en el sitio web del Liberty Fund, muestra con claridad cómo el socialismo –o el populismo de izquierdas o el marxismo o las prédicas de la teología de la liberación– contiene en germen todas y cada una de las aberraciones que costaron millones de vidas en la Unión Soviética y que aún se padecen en Cuba, Corea del Norte y parcialmente en China, Venezuela y otros países: intromisión brutal del Estado en todos los ámbitos de la vida, despojo del patrimonio de pobres y de ricos, cancelación de las libertades de trabajo, de asociación, de expresión, de fe religiosa, de tránsito, entre otras muchas.
 
Sería interesante y divertido reescribir el libro de Richter adaptado a Hispanoamérica –donde sobran ejemplos de "vendedores de paraísos en la tierra", mejor conocidos como "populistas"–, con un título como Imágenes del futuro país de la esperanza. Lo haré en breve, y prometo dar algunos avances en mis columnas.
 
Una traducción al español, tomada de la mencionada edición en inglés, puede leerse en Liberalismo.org.
 
 
© AIPE
 
Ricardo Medina Macías, analista político mexicano.
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