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CIENCIA

La expresividad del cuerpo

A menudo la ciencia se ve obligada a defenderse del azote de las esoterías, supercherías y creencias paranormales más variopintas. Y, aunque suele cundir el desmayo entre la comunidad científica ante el pertinaz avance de la pseudociencia, no está de más que se recuerde de vez en cuando que una de las misiones del investigador es divulgar correctamente su materia de trabajo y la repercusión que tiene en la sociedad tiene.

A menudo la ciencia se ve obligada a defenderse del azote de las esoterías, supercherías y creencias paranormales más variopintas. Y, aunque suele cundir el desmayo entre la comunidad científica ante el pertinaz avance de la pseudociencia, no está de más que se recuerde de vez en cuando que una de las misiones del investigador es divulgar correctamente su materia de trabajo y la repercusión que tiene en la sociedad tiene.
Detalle de la portada de una edición en inglés del libro de Kuriyama.
Una de las áreas en las que más habitualmente cunde lo "alternativo" es la ciencia médica. Y lo ha hecho con tanto éxito que hoy no se suele poner reparos en equiparar técnicas de dudoso contraste, como la homeopatía o las medicinas tradicionales chinas, con la medicina científica. No cabe duda de que la salud cataliza buena parte de nuestros anhelos y emociones y, por lo tanto, es caldo de cultivo para la especulación o la superstición, cuando no para el fraude.
 
En este entorno, muchos amantes de la ciencia médica han de esforzarse en recordar que gran parte de las técnicas alternativas que se venden como "eficaces" distan mucho de serlo. El escepticismo sano en materia de medicina es una herramienta básica de trabajo.
 
Pero, al mismo tiempo, la ciencia empieza a reconocer que ciertos postulados de algunas medicinas tradicionales no occidentales pueden ser aplicables hoy en día. La acupuntura, el uso de hierbas medicinales, la meditación… son herramientas que ganan espacio entre los médicos llamados "oficiales" o alopáticos.
 
Ante esta contradicción, surgen cada vez más expertos que proponen un sabio acercamiento entre los modos más importantes de entender la curación que ha conocido la humanidad: la medicina científica y la tradicional china. La primera, procedente de la cosmovisión filosófica griega; la segunda, de las interpretaciones holísticas asiáticas más rancias.
 
El libro de Kuriyama propone una interesante vía para dicho acercamiento mediante la explicación de las dos interpretaciones del cuerpo humana realizadas por ambas tradiciones. La anatomía, base de la medicina científica, propone un conocimiento exhaustivo de los órganos y sus funciones como fuente de conocimiento para su curación y reparación, pero en la tradición asiática la anatomía tiene tan poca importancia que, hasta el siglo XX, la lengua china carecía de palabras concretas para designar los músculos.
 
A partir de esta puesta en escena, con el cuerpo humano como fondo, Kuriyama realiza un recorrido por tratados, cuadros clínicos, postulados científicos, mitos, leyendas, relatos y textos filosóficos de Oriente y Occidente, a través del cual se muestra cuán lejanas son ambas percepciones de un mismo objeto (el cuerpo), y cuánto pueden aportarse.
 
Sin necesidad de tomar partido por una u otra medicina, incluso el lector más escéptico podrá encontrar ideas de interés en la obra y, sobre todo, disfrutar de una narración a medio camino entre la divulgación y el cuento chino (en el buen sentido de la palabra).
 
 
Shigehisa Kuriyama: La expresividad del cuerpo. Siruela, 2005. 340 páginas.
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