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LOS MEJORES DISCURSOS DE CHURCHILL

La presencia de un mito

Aprovechando el 60 aniversario del final de la II Guerra Mundial, La Esfera de los Libros ha cometido la osadía de publicar un grueso volumen de 558 páginas llenas de discursos. Bienvenidos sean los aniversarios y la osadía de algunos editores con tal de que el lector en español pueda disponer de una joya historiográfica como ésta.

Aprovechando el 60 aniversario del final de la II Guerra Mundial, La Esfera de los Libros ha cometido la osadía de publicar un grueso volumen de 558 páginas llenas de discursos. Bienvenidos sean los aniversarios y la osadía de algunos editores con tal de que el lector en español pueda disponer de una joya historiográfica como ésta.
Detalle de la portada de ¡NO NOS RENDIREMOS JAMÁS!
Winston S. Churchill fue un político discutido, tan errático como brillante, tan peligroso como providencial. Pero con la perspectiva que da el paso del tiempo Churchill es, sobre todo, un hito. No podemos acercarnos a la historia de Europa en el siglo XX sin tropezarnos con él. No podemos discutir los grandes retos del recién inaugurado siglo XXI sin recurrir a él. Desde luego, en su tiempo fue un estadista, y como a tal se le reconoció en vida. Para nosotros es uno de los ejes que vertebran la contemporaneidad.
 
Churchill fue un personaje singular, dotado de una fuerte personalidad. A veces excéntrico, a veces estrafalario, fue siempre un hombre fiel a sí mismo, a los principios que rigieron su vida y a los intereses de su nación. Fue un profesional de la política, en el sentido de que durante décadas se dedicó a esta actividad en cuerpo y alma. Pero lo fue desde la convicción, con el altísimo coste que ello implica en todo tiempo y lugar.
 
Churchill fue un político de la palabra. En el colegio destacó en latín, la materia que enseña a pensar y a hablar. Desde siempre vivió y actuó en clave literaria, mostrando una extraordinaria capacidad para comunicar, con tanta eficacia como belleza. Para la mayoría de los parlamentarios que coincidieron con él, su retórica fue excesiva. Un caballero británico bien educado debía saber contenerse y recurrir a la ironía para dar a entender lo que no se debía decir. Churchill fue un incontinente, con la palabra tanto como con el coñac, pero siempre fue inteligente.
 
Churchill hizo lo que creía que debía, no lo que la gente quería. Comprendió que las amenazas nazi y comunista exigían claridad de ideas y firmeza, nunca dudó de la necesidad del uso de fuerza en relaciones internacionales y combatió la política apaciguadora de Chamberlain con la misma solidez con la que dirigió a su país en los dramáticos años de la Guerra.
 
De su importancia dan testimonio el número y la calidad de las biografías que se han publicado sobre él. Sorprende que alguien crea que puede decir algo nuevo, casi tanto como la extraordinaria calidad de obras relativamente recientes y que, para nuestra fortuna, han sido traducidas al castellano. Pero una biografía es siempre una aproximación con intermediario: vemos a alguien a través de los ojos de un tercero. Sólo acercándonos directamente al personaje podremos tener un conocimiento de primera mano y, sobre todo, disfrutar de su grandeza.
 
Leer discursos políticos es un vicio de historiadores, una perversión privada que redunda en interés general, en la medida en que sus trabajos nos ayudan a entender el pasado y, por lo tanto, a nosotros mismos. Pero cuando el político es Churchill, leer sus discursos es un placer intelectual y un formidable estímulo. Churchill, como pocas otras figuras del parlamentarismo occidental, fue un extraordinario orador, un maestro de la palabra, hablada o escrita, siempre repleta de ideas y sentimientos. Se podrá estar en acuerdo o desacuerdo con él, pero no podemos resistirnos a entrar en su lógica para comprender lo que Europa ha sido y continúa siendo.
 
Para quien conozca la biografía de Churchill, estos discursos resultarán un perfecto complemento. Para los que no, una invitación para profundizar más y más en una de esas figuras míticas que jalonan la historia de Occidente.
 
 
¡No nos rendiremos jamás! Los mejores discursos de Winston S. Churchill, Madrid, La Esfera de los Libros, 2005, 558 páginas.
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