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LIBRERÍA DE VIEJO

Los curiosos orígenes de la etiqueta

Don Gabriel Maura Gamazo (1879-1963), hijo de don Antonio Maura, nos legó algunas obras históricas de indudable valor, entre otras un Bosquejo histórico de la Dictadura impreso en 1930 y una biografía ejemplar de Carlos II. Al margen de ésta, publicada en 1942, editó en la colección Austral, el año anterior, Rincones de la historia, donde se propuso incluir materiales que su condición de erudito le había llevado a redactar a la vez que investigaba para su libro sobre el Hechizado, el último de los Austrias.


	Don Gabriel Maura Gamazo (1879-1963), hijo de don Antonio Maura, nos legó algunas obras históricas de indudable valor, entre otras un Bosquejo histórico de la Dictadura impreso en 1930 y una biografía ejemplar de Carlos II. Al margen de ésta, publicada en 1942, editó en la colección Austral, el año anterior, Rincones de la historia, donde se propuso incluir materiales que su condición de erudito le había llevado a redactar a la vez que investigaba para su libro sobre el Hechizado, el último de los Austrias.

Cuenta Maura que, a principios del siglo X, Alfonso IV cedió la corona a su hermano Ramiro II y se retiró al convento de Donnos Santos, que era, al parecer, el de Sahagún o San Fagundo. Pero las cosas no fueron como pretendía Alfonso y este se vio forzado a regresar para poner orden en el desastre que habían perpetrado, con sus rencillas, Ramiro y los hijos de Fruela II, antecesor de Ramiro. Explica Maura: "Ramiro reúne sus huestes, derrota y prende a su hermano y a sus sobrinos, mas, piadoso y magnánimo, en vez de cortarles la cabeza, mándales sacar los ojos". Y reproduce a continuación el párrafo correspondiente de la Crónica General:

Empos esto fizo un monesterio cerca de León a onrra de Sant Julian et metió allí all hermano et a eaquellos sos sobrinos. Et mandoles y dar quando ouiessen mester fasta en su muerte.

A finales del mismo siglo X, recuerda Maura, acaeció otra historia, de la que fue protagonista el Conde de Castilla, don Sancho, hijo de Garci Fernández. La viuda de Garci Fernández, es decir, la madre de don Sancho, llamada ella misma Sancha, quería casarse con un rey moro y, "sospechando o conociendo la resistencia de su hijo, decidió envenenarle con hierbas". Por la vía de una cobijera de Sancha y un escudero de su hijo, Sancho se enteró del proyecto y ordenó a su madre que bebiera el vino que le había preparado, si no quería que allí mismo le cortara la cabeza. "Doña Sancha", escribe Maura, "optó por engullir el brebaje, cuyos mortales efectos fueron instantáneos". Entonces don Sancho, según la Crónica General,

con pesar et crebranto por que matara a su madre en aquella guisa, fizo por ende un monesterio muy noble et pusol nombre Onna, por des nombre de su madre.

Los tipos eran unos bárbaros, no cabe duda. Pero sería error muy grave el de pensar que el historiador deba llevar a cabo la crítica moral de los actores de los hechos que narra, pues operaban según valores distintos de los actuales, o de los de los tiempos de Maura, más lejanos en ese sentido de lo que parecen a primera vista. Y lo que revela la finura del estudioso Maura. Refiriéndose a la construcción y la consagración del monasterio en honor de su madre, anota:

Esta delicada atención para con la víctima, que no guardó don Ramiro, muestra el progreso de la suavidad en las costumbres durante el siglo X, en la España cristiana.

De hecho, el capítulo correspondiente se titula "Orígenes de la etiqueta castellana".

Y no de otra cosa trata el libro, cuya segunda entrada, "La corte de Alfonso VI", se refiere a la complejidad de la etiqueta que requirió en su momento, tras el agravio de los infantes de Carrión, la reconciliación del monarca con el Cid Campeador. Cada capítulo es brillante modelo de la labor del historiador cuidadoso, incluidos el sexto, "Los cruzados en España", donde se desarrolla el asunto de la contribución de los cruzados a la restitución de la vida urbana en España después de la invasión musulmana, y el séptimo, "La vida urbana en el siglo XIII", donde se hace un estudio comparativo de las ciudades españolas y las del resto de Europa. Nada es prescindible en esta obrita, ni siquiera la detallada bibliografía, en algún sentido obsoleta, puesto que mucho se ha avanzado desde entonces en el relato de la Reconquista, pero aun así resulta de atractiva consulta.

Los libros de Austral circulan aún profusamente por las librerías de viejo, y conviene estar atento porque hay entre ellos joyas jamás reeditadas. Este es el número 240.

 

GABRIEL MAURA GAMAZO: RINCONES DE LA HISTORIA. Espasa (Madrid), 1941, 284 páginas.

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