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'LA CÁMPORA'

Los Kachorros

Cristina Fernández de Kirchner, Kristina en kirchneriano, Kretina para los que por tantas razones abominan de ella, amamanta no con sus mamas sino con las del Estado a sus kachorros de La Cámpora, o sea La Kámpora, los indignados de por allá, fanáticos, resentidos, serviles hasta decir basta.


	Cristina Fernández de Kirchner, Kristina en kirchneriano, Kretina para los que por tantas razones abominan de ella, amamanta no con sus mamas sino con las del Estado a sus kachorros de La Cámpora, o sea La Kámpora, los indignados de por allá, fanáticos, resentidos, serviles hasta decir basta.

Los mamelucos de la Kretina son todo un caso. Con su arrogancia, su matonismo, su cara de cemento armado. "¡Que se vayan todos!", clamaban cuando eran aún más niñatos, en tiempos del Corralito. Y ahora están ahí, empotrados en el Sistema, lamiendo las botas de los que por supuesto no se fueron, reivindicando a un lacayazo del general Perón precisamente por lacayazo del general Perón y posando de rebeldones desde guaridas tremendamente inhóspitas como los cuarteles generales de Aerolíneas Argentinas, a la que están sangrando a modo.

Son los chicos para todo de la nueva Evita. Viven de ella. Y por ella achantan, amordazan, pervierten aún más la democracia argentina. "Demos, literalmente, la vida por Cristina", brama uno de sus capos, Andrés Larroque, alias el Cuervo. ¿Contra quién, pájaro de mal agüero?

Se te caen los palos del sombrajo cuando repasas el santoral de estos chantas: el general Perón ("¡Putero y ladrón, queremos a Perón!"... ma non troppo!), Héctor Cámpora ("¿Qué hora es?". "La que Usted quiera, General"), Evita Dinamita; la siniestra izquierda montonera (¡Acá estamos, che!); y, por supuesto, el padre Néstor ("Ruego a Dios que no se reencarne"), el hijo Máximo (qué pasada de nombre para el multimillonario monjecito negro de la barra, maestro Ciruela que ni a tiros se saca una carrera) y la espiritada Cristina: la Santísima Trinidad de los liberticidas que mangonean en esta mala hora la Argentina (¿En esta hora Néstor? Claro, porque Él... "está vivo").

Todo es ponerse, que diría Maradona (han querido levantarle un monumento), pero no parece fácil elegir peor.

"Aspiramos a que en un futuro no tan lejano la Argentina tenga como presidente a un compañero de La Cámpora", dicen. No lo quiera Dios. Lo que le faltaba a la Argentina. Ellos mismos confiesan que no saben, que les faltan lecturas (¡desde luego no leyeron el magistral Montoneros. La soberbia armada!), formación: "Ustedes me piden cargos, pero no me traen ni un título de secundario", les vacilaba Kirchnerone. "Nuestra generación es poco leída, es cierto. Nosotros somos dirigentes poco leídos", confiesan sin apartarse. Y los que saben, saben mal, como Axel Kicillof, el Expropiador, lindo keynesiano krugmanita (¡asesor de Menem, oiga!), o ya están muertos, como Enrique Heyn, que igual sabía a lo estatista pero al menos tenía el coraje de ver en lo que es y prestar atención a lo que le dictaba su conciencia: esto no es, esto no es, "el modelo no se profundiza chupando pijas".

La trágica historia de Heyn, por cierto, deja sin habla:

Según sus propias palabras, Iván había vuelto a creer en la política en los días más calientes de la crisis de 2001, el 19 y 20 de diciembre, cuando fue espontáneamente a Plaza de Mayo para participar de las protestas. "Ese día fue el fundante", solía decir aludiendo al 20. Luego, en los meses posteriores, terminó convirtiéndose en un líder juvenil emergente de aquella debacle que parecía terminal. Y exactamente diez años más tarde, en lo que parece cerrar como un círculo trágico pero perfecto, el 20 de diciembre de 2011 su cuerpo fue encontrado sin vida, atado a su propio cinturón.

Se asfixió sin querer mientras se masturbaba o bien se suicidó, según sospechan algunos íntimos. De lo que no hay dudas es de que estaba "recontra entrampado", hundido, porque los suyos le hacían el vacío, lo puteaban por esa manía suya de plantear dudas y decir lo que pensaba: por ejemplo, que Ella ni sabía ni quería saber de economía y que la "revolución" avanzaba "a golpe de contrato".

El capo Máximo, con quien tan ligado estuvo, no acudió a su funeral ni destacó su firma en la carta que La Cámpora escribió para despedirlo. Contiene la o. Rencor. ¡El proceso no se profundiza chupando pijas!

Los forenses calculan que la muerte por asfixia se habría producido siete u ocho horas antes del hallazgo del cuerpo. A metros de su cuarto en el Radisson, en la cumbre, disertaba Cristina.

Hay más pasajes que dejan sin habla aquí, en estas páginas extraordinarias que son además "una especie de Google Maps" de la política argentina, según ha escrito un lector en internet. Porque lo cierto es que muchos camporistas son "bebés robados, jóvenes heridos" a los que la Historia pasó por encima. Hijos de terroristas, veneran a sus padres secuestrados, torturados, desaparecidos, asesinados por otros terroristas en los pavorosos 70, años de plomo y pánico. Algunos han sido criados por esos propios terroristas asesinos de terroristas. Perra vida hija de puta. Por eso no procesan ese espantoso pasado como infernalmente fue. También por esto es un error que tengan tanto mando. Y una abominable infamia que las hienas oportunistas los tengan a dieta de carnaza.

Soberbio, valeroso trabajo de Laura di Marco, que para entregárnoslo se ha tenido que mover "en un escenario hostil y desafiante, desconocido para quienes hemos crecido en el periodismo durante la democracia", y que no tiene memoria de haber enfrentado "semejante bloqueo informativo en torno a un grupo de poderosos funcionarios que maneja el dinero de todos". "Tienen toda tu ficha completa, incluso la de tu vida privada", le previno/advirtió/amenazó un día "el vocero de uno de los jóvenes K". Ké de kontundentes palabras les kasan. Pero pasando. Prefiero terminar agradeciendo su labor ejemplar a Laura, que allá en los agradecimientos dejó escrito:

A mis colegas y amigos, los periodistas profesionales, esa "horda" de "mercenarios", incorregibles y apasionados, quienes, a pesar de los aprietes cotidianos, siguen creyendo en un periodismo que milita por la verdad, y no por el poder.

 

LAURA DI MARCO: LA CÁMPORA. HISTORIA SECRETA DE LOS HEREDEROS DE NÉSTOR Y CRISTINA KIRCHNER. Sudamericana (Buenos Aires), 2012. 

marionoya.com
twitter.com/MarioNoyaM

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