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FILOSOFÍA

Paisajes del pensamiento

Nussbaum es una profesora de filosofía de cierta relevancia en el mundo académico. Entre los defensores del academicismo filosófico, herederos de todos los vicios del idealismo alemán, es considerada una excelente pensadora. En cualquier caso, es un mérito de Nussbaum, si tenemos en cuenta su ubicación académica, haberse atrevido a tratar un asunto que siempre ha rechazado el idealismo.

Nussbaum es una profesora de filosofía de cierta relevancia en el mundo académico. Entre los defensores del academicismo filosófico, herederos de todos los vicios del idealismo alemán, es considerada una excelente pensadora. En cualquier caso, es un mérito de Nussbaum, si tenemos en cuenta su ubicación académica, haberse atrevido a tratar un asunto que siempre ha rechazado el idealismo.
Martha Nussbaum.
En efecto, la filosofía idealista, todavía hegemónica mundialmente, nunca ha querido tratarse con decencia con eso que llamamos "lo irracional". O peor, nunca ha querido saber nada de lo que quedaba al margen de su canon filosófico.

El idealismo racionalista siempre termina estigmatizando como "lo maldito" a las emociones; sin embargo, Nussbaum, a pesar de sus querencias y devaneos con el mayor idealista norteamericano del siglo XX, John Rawls, intenta hacer tratable lo intratable. Esa es su apuesta, que el lector dirá si es o no viable. Lo cierto es que todos los grandes idealistas intentaron siempre dominar lo irracional; valga de ejemplo la teoría kantiana de la religión: "La religión dentro de los límites de la mera razón". Pues, salvando las distancias, eso es exactamente lo que pretende hacer Nussbaum con todas las emociones, especialmente con la compasión y el amor. El proyecto es radical y exagerado. Filosófico. Respetable.  

Las emociones, los afectos, las pasiones, el amor, el desamor, la compasión, la misericordia, la benevolencia, en fin, todo eso que no se somete fácilmente al redil "de la mera razón" no interesaba a la instalada filosofía academicista. Pero Nussbaum intenta en este libro tratarlo, al menos, con decencia. No es poco, tal y como está el aburrido academicismo. Eso no significa que yo no cuestione las exageraciones de estos, al final, tratados académicos sobre algo que requiere otro estilo de pensamiento, otro lenguaje y, sobre todo, otro tono vital que deje expresarse libremente a las genuinas emociones. A veces, por no ser cruel, uno tiene la sensación de que muchos de los problemas planteados por la autora son ficticios, o peor, tramposos, porque se conoce previamente la solución.

Este libro cae, sí, en los vicios del idealismo a la hora de atender a la genuina filosofía de la vida, de lo irracional, de las pasiones y emociones más rastreras que definen lo humano. Sin embargo, a su favor puede decirse que no trata despóticamente a los disidentes del idealismo, a quienes conciben la filosofía como una actividad más que escéptica, un ejercicio cínico contra quienes pretenden agotar el alma, la vida del pensamiento, en unas supuestas teorías normativas –utilizo su jerga pseudofilosófica– de carácter "crítico racional".

Por lo tanto, un intento idealista de tal empaque es digno de elogio, entre otras razones, porque la filosofía idealista, que sigue siendo hegemónica en el mundo entero, siempre consideró imposible hacer una filosofía del corazón. Nussbaum, sin embargo, no sólo reconoce, por expresarlo en los términos de Pascal, unas razones del corazón, un orden del corazón que la razón no conoce todavía, sino que este orden es compatible con la "crítica racional". Estamos ante una neoestoica. ¿Es viable tal planteamiento sin quedarnos detenidos en propuestas idealistas? La autora trata de compaginar el idealismo con el estoicismo. Un imposible, en mi opinión, porque la concepción estoica, o racionalista, de la emoción choca permanentemente con quienes mantienen que la emoción es irreflexiva e irracional.

Aunque este es un libro lleno de trampas argumentativas y rodeos para justificar lo injustificable de algunos pasajes, jamás me atrevería a catalogarlo como un libro de filosofía idealista degenerada, o sea, un manual académico que mata las emociones, entre otros motivos, porque hay partes del texto que son de alta filosofía narrativa, es decir, de gran calidad literaria, que a veces se pierde en la traducción. A propósito de la traducción, se podría hacer más de una objeción; por ejemplo, el título del libro en castellano apenas responde al inglés, que es Upheavals of Thought. ¿Cómo traducir upheavals? Un diccionario nos saca fácilmente de dudas: en sentido literal, upheavals se refiere a algo que brota de la corteza terrestre, y en sentido figurado podría traducirse por trastorno, exaltación o arrebato. En fin, de ahí a Paisajes del pensamiento hay algo más que una mala traducción. Hay, sin duda, intencionalidad filosófica. Una mala intencionalidad que hace decir a la autora algo contrario a su pensamiento.

Formalmente este libro tiene tres partes bien diferenciadas. En la primera trata de fundamentar su concepción neoestoica de la emoción. Las otras partes tienen un contenido práctico. La segunda se centra en la compasión como estructura cognitiva y, sobre todo, su recorrido ético y político en las sociedades con Estado liberal y de derecho. Finalmente, la tercera parte está dedicada al amor como argumento. Por otro lado, las interpretaciones de algunos grandes clásicos de la literatura universal y de otras tantas películas del cine más reciente estimulan a la lectura de este libro.


MARTHA C. NUSSBAUM: PAISAJES DEL PENSAMIENTO. Paidós (Barcelona), 2008, 798 páginas. Traducción de Araceli Maira.
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