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EL ARTE DE SER FELIZ

Pesimismo metafísico y optimismo práctico

Estamos ante un libro póstumo de Schopenhauer. En la mejor tradición de la historia de la filosofía italiana contemporánea, esta obra puede figurar hoy como una novedad en la bibliografía del filósofo alemán.

Estamos ante un libro póstumo de Schopenhauer. En la mejor tradición de la historia de la filosofía italiana contemporánea, esta obra puede figurar hoy como una novedad en la bibliografía del filósofo alemán.
Arthur Schopenhauer.
En efecto, aunque publicado sólo en parte y casi escondido entre las obras completas del autor, gracias a una indagación filológica en el Archivo Schopenhauer y, sobre todo, a una lectura atenta de las obras completas, Franco Volpi, un profesor italiano de filosofía, ha establecido un texto, una obra, de dignísima filosofía práctica, o mejor, de filosofía moral de corte español, titulada El arte de ser feliz, que firmaría sin objeción alguna el grandioso Schopenhauer.
 
Dos pinceladas bastan para comprender la filosofía moral de Schopenhauer. La primera reconoce que sólo un pesimista teórico puede vivir como un optimista práctico. Quien sabe que todo es empeorable no puede aspirar a otra cosa que no sea la ausencia de dolor. Vivir sin dolor es el objetivo del optimista práctico. ¿La felicidad? Una quimera. Porque la felicidad no existe, tenemos que hacer de nuestra vida un arte para ser feliz.
 
Quien no respeta que la felicidad no es cosa nuestra sino del destino está condenado al fracaso o, peor todavía, a la amargura. Así que ojito, dice el sabio Schopenhauer, con jugar con aquello que nos determina. Podemos hacernos, pues, cargo de nuestro destino, pero nunca cambiarlo. Por eso es destino. He aquí un pensador clásico en pleno siglo XIX. He aquí un defensor del pensamiento español del siglo XVI en alemán y en el siglo XIX. He aquí lo mejor de la literatura española del Siglo de Oro, destilado en la lengua de Schopenhauer.
 
Baltasar Gracián.Resulta casi imposible comprender este libro, como en general casi toda la obra de Schopenhauer, sin analizar la influencia que sobre él ejerció el humanismo español en general y Baltasar Gracián en particular. Schopenhauer, un pesimista metafísico, tuvo que recurrir para su salvación a la gran filosofía española, o mejor, a la reconstrucción de carácter humanístico que hizo de la Antigüedad en su conjunto, y de Aristóteles en particular, Baltasar Gracián. La prosa más brillante del barroco español. Schopenhauer, pues, tuvo que aprender español, primero, y después leer a Calderón y a Cervantes para salir de la tristeza en que le sumía el racionalismo ilustrado. La traducción del Oráculo manual y el arte de ingenio de Gracián fue su refugio y su consuelo de la miseria racionalista.
 
Segunda pincelada. Esta obra es una joya en la tradición epicúrea, sí, en esa que funda todo la sabiduría en la siguiente fórmula: "Vana es la palabra del filósofo que no sirve para remediar los males de este mundo". Cincuenta son las máximas, la "reglas" que recoge Schopenhauer para vivir sin dolor. Recordemos algunas. Merecen la pena:
 
Evitar la envidia. Hacer con buena voluntad lo que se puede y tener la voluntad de soportar el sufrimiento inevitable. Una vez que un infortunio se ha producido y no se puede remediar, no permitirse pensar que pudiera ser de otra manera. Cuidado con la seducción del diálogo, que se introduce secretamente y engatusándonos y no hace otra cosa que embriagarnos y sacarnos secretos de amor. Debemos abrir todas las puertas a la alegría, cuando sea que llegue; porque nunca llega a deshora. Observar más a menudo a los que se encuentran peor que a los que parecen estar mejor en comparación con nosotros. Para nuestros verdaderos males no hay consuelo más eficaz que la observación de sufrimientos mucho más grandes de otros. O, como diría el schopenhaueriano Adorno, "la esperanza nos viene dada por los desesperados"…
 
En fin, para Schopenhauer no hay arte de ser feliz que no contenga el músculo pensante de Gracián: "Tres cosas hacen un prodigio, y son el don máximo de la suma liberalidad: ingenio fecundo, juicio profundo y gusto relevantemente jocundo". Vale.
 
 
Arthur Schopenhauer: El arte de ser feliz. Herder, 2005. 160 páginas.
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