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WINNING THE RACE

Por qué la comunidad negra de EEUU no levanta cabeza

Tres meses después de publicarse el último ensayo del crítico y lingüista de raza negra John McWhorter, se está generando un interesante debate intelectual en EEUU. Lejos de las falsas modas de lo políticamente correcto, McWhorter realiza un oportuno y provocador análisis de la situación de la sociedad negra en la cultura norteamericana y denuncia el falaz discurso de la victimización, tan fomentado por la progresía.

Tres meses después de publicarse el último ensayo del crítico y lingüista de raza negra John McWhorter, se está generando un interesante debate intelectual en EEUU. Lejos de las falsas modas de lo políticamente correcto, McWhorter realiza un oportuno y provocador análisis de la situación de la sociedad negra en la cultura norteamericana y denuncia el falaz discurso de la victimización, tan fomentado por la progresía.
Desde su cátedra en Berkeley y su plaza en el Manhattan Institute, McWhorter ha venido realizando una importante labor intelectual en torno a la cuestión negra. Vale recordar sus trabajos sobre el inglés de los negros, en su variante de black english y el polémico dialecto popularizado como ebonics. En lo sociológico son destacables sus dos conocidos libros Losing the race (2001) y Authentically Black (2004), cuyas tesis entroncan directamente con lo aportado en este nuevo ensayo. Se unifican así sus anteriores perspectivas en un volumen clarificador y alejado del sectario "multiculturalismo".
 
McWhorter señala sin ambages que la sociedad negra norteamericana no avanza como debiera. Y no lo hace por sus propios errores, por su dejadez, su estancamiento y su errónea consideración de "víctima". De ser un problema por resolver, el demagógico discurso de la "victimización" ha pasado a aceptarse en las comunidades negras como algo válido y definidor de la propia identidad afroamericana. Con argumentos propios y convincentes, el ensayo se ubica en la línea trazada de distintos modos y perspectivas por autores como Dinesh D'Souza, Shelby Steele, Armstrong Williams, Ken Hambllin y Thomas Sowell.
 
En Winning the race sostiene que la comunidad negra está perdiendo la batalla del avance social y humano debido a tres factores o actitudes propias: el rechazo a la intelectualidad (anti-intelectualismo), el separatismo y la propia victimización. El título del ensayo juega expresamente con la palabra race, que en lengua inglesa apunta a la vez a raza y a "carrera": es la carrera que la raza negra –como cualquier otra en toda sociedad libre– debe correr para avanzar y alcanzar la prosperidad en igualdad de oportunidades.
 
El necesario activismo a favor de los derechos civiles de los años 60 se ha convertido en un voluntario parasitismo en nuestros días que, generado por la misma comunidad negra y sus líderes, resulta negativa para el futuro. Es por ello que hay que ganar la carrera y apartar los ya anquilosados reclamos de discriminación racial y otras actitudes trasnochadas.
 
La perpetua dependencia de la comunidad negra de unos subsidios gubernamentales de ayuda social impiden el avance de sus individuos y los convierte, generación tras generación, en grupos ignorantes que consideran la educación como algo propio de otras razas, especialmente la blanca, e ignoran la responsabilidad individual.
 
TIME dedicó esta portada a Jesse Jackon en abril de 1970.McWhorter analiza la situación de las sociedades negras urbanas, con especial atención al caso paradigmático de Indianápolis. Apunta las razones para dudar de la viabilidad de los actuales programas de "Acción Afirmativa" y desarrolla ideas al hilo de lo que califica como "alienación terapéutica" de los negros respecto a otras formas de vida norteamericanas, una suerte de aislamiento autoimpuesto reflejado en muchos aspectos de la propia cultura popular negra: en la música, con el rap violento, militante y radicalizado, o con el hip-hop plagado de brutalidad y misoginia, cuando no de pornografía; en la política, con el discurso inútil de figuras como Jesse Jackson o Al Sharpton; en lo académico, con intelectuales de la izquierda más radicalizada, como Michael Eric Dyson o Cornel West.
 
Asegura McWhorter que algo falla en el seno de la comunidad negra cuando, cuarenta años después del triunfo legal de los derechos civiles, buena parte de ella no han avanzado tanto como los otros grupos. Lo que se desprende de estas páginas y de la propia experiencia del autor es la tergiversación procedente de los colectivismos propugnados por la "Nueva Izquierda" de los 60, que siguen instrumentalizando a las comunidades más empobrecidas con nefarios argumentos sobre el origen de la pobreza, la criminalidad, la ruptura familiar y otros problemas sociales. En todos los casos el culpable es siempre el capitalismo, generado por el ambicioso hombre blanco.
 
Cabe señalar que la América negra de la que habla McWhorter es fundamentalmente la de lengua inglesa y los llamados "afroamericanos", sin profundizar en las de origen caribeño y de raíz hispana. En todo caso, vale la pena conocer esta obra, para valorar que, lejos de lo que se pretende desde el antiamericanismo militante, en la América de hoy no hay espacio para el racismo oficial, ni para la opresión o la discriminación. Existen fórmulas legales que funcionan perfectamente para combatir todo eso, de ahí que McWhorter se enfrente a los líderes negros que perseveran en alienar a su comunidad alegando pesimismo y confrontación racial.
 
Lo que de forma detallada y bien argumentada plantea McWhorter es lo mismo que ha venido defendiendo un personaje tan popular en la comunidad negra como el actor Bill Cosby: que hay que terminar con la idea del "racismo para siempre" y sustituirla por una voluntad real de la misma comunidad negra por formar parte de una sociedad –la norteamericana– donde predomina la igualdad de oportunidades y donde el éxito o el fracaso depende de la responsabilidad individual.
 
Al margen de ciertas apreciaciones históricas y otros detalles de conjunto, estamos ante un libro aclarador, algunas de cuyas páginas habría suscrito –de vivir todavía– el mismo Martin Luther King.
 
El ensayo de McWhorter es una buena vacuna frente a los demagogos de la propaganda de la izquierda de los años 60. Lo es, sobre todo, porque, como él mismo dice, no es un votante de George W. Bush, sino un intelectual consciente de la realidad de su propia comunidad.
 
 
John McWhorter: Winning the race. Beyond the crisis in Black America. Gotham (Nueva York), 2005; 352 páginas.
 
www.albertoacereda.com
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