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FIGURAS DE PAPEL

Un continente literario

Abrir una novela de Balzac es como abrir una ventana. Esto decía Felicien Marceau en su minuciosa biografía sobre el ilustre escritor, una obra que fue elaborada, reelaborada y ajustada a cada edición. Yo diría más: es como abrir todas las ventanas y todas las puertas a la vez, por las cuales entra un torrente de vida.

Abrir una novela de Balzac es como abrir una ventana. Esto decía Felicien Marceau en su minuciosa biografía sobre el ilustre escritor, una obra que fue elaborada, reelaborada y ajustada a cada edición. Yo diría más: es como abrir todas las ventanas y todas las puertas a la vez, por las cuales entra un torrente de vida.
Honoré de Balzac.
Sí, porque ese portento literario creó, en números redondos, unos 2.500 personajes; y de ellos más de 500 transitaron de una a otra novela. En este sentido, la Comedia Humana es un retrato social único en la historia de la literatura.
 
Nacido el 20 de mayo de 1899, murió hace 155 años: el 18 de agosto de 1850. Entre ambos extremos concibió aquel mundo literario impresionante, gracias al cual, más allá del tiempo, sigue siendo nuestro contemporáneo. Porque, ¿qué hay de nuevo en la literatura? Una pregunta nada sencilla, ciertamente, ya que entre los descendientes directos de Balzac nos encontramos con Zola, Víctor Hugo, Marcel Proust, Gide y Montherlant.
 
Pero también en Balzac encontramos ciertos episodios de la novela negra, tanto americana como francesa, y, más aún, minuciosas descripciones que preanunciaban las realizadas, muchos años después, por los novelistas del llamado "nouveau roman". En concreto, Claude Mauriac, en una de sus novelas, adopta técnicas balzaquianas para reproducir, al mismo tiempo, una conversación y los pensamientos secretos de los interlocutores. Sólo para recordar un ejemplo.
 
Como bien saben los lectores, los personajes de Balzac iban de una a otra novela. Los vemos en algunas de las historias en primer plano, los reencontramos en otras novelas como figuras secundarias y a veces son apenas unos fugaces fantasmas. De esta manera, sus caracteres fueron desarrollándose, ahondándose, hasta convertirse en memorables retratos literarios. Este aspecto particular de la técnica de Balzac, además, ha tenido una poderosa influencia en la novela moderna. La hallamos en las páginas de William Faulkner y, luego, en Vargas Llosa, y, entre otros, en Juan Carlos Onetti.
 
El gran novelista francés no buscó nunca evitar este hecho; por el contrario, intentaba acentuarlo. La razón esencial era describir una sociedad (París no era entonces tan grande), donde en última instancia resultaba natural que sus criaturas se encontraran y coincidieran unas con otras, en la Ópera, en la calle o bien en los salones y restaurantes parisinos.
 
Esta telaraña de encuentros da una poderosa coherencia a sus novelas. Y, en este sentido, corresponde señalar que esto sucede porque cada una de las novelas es independiente de la anterior.
 
Por ello, en su caso, cada obra vale por sí misma. Cada novela tiene su sentido y unidad. Balzac no nos pregunta nunca si conocemos otros de sus libros, o si conocemos la historia de tal o cual personaje. No. Lo que hace es dibujarlos en dos líneas (las necesarias para que en esa historia podamos comprender las características y el motivo de las decisiones de sus criaturas) y nada más.
 
En Papá Goriot, por ejemplo, la duquesa ha sido abandonada por M. de Montrivau; pero, para conocer esta historia, debemos leer otro libro, donde se habla de distintos destinos. Y en La mujer abandonada advertimos que Mme. de Beauséant encuentra un nuevo amor para consolarse, tras haber sido abandonada por Ajuda. Y los detalles de este abandono aparecen en Papá Goriot. De esta manera podemos observar una sociedad viva y en movimiento, y el mundo de Balzac se convierte en una sucesión de tendencias y obsesiones.
 
En sus incontables novelas, Balzac desarrolló sus ideas generales sobre el mundo que le tocó vivir, creó nuevos recursos literarios y, por si fuera poco, imaginó más de dos mil personajes. Es así que gracias a sus obras sabemos cuándo nacieron, con quiénes se casaron, a quiénes amaron, cuáles eran sus familiares, dónde vivieron, trabajaron y murieron.
 
Más que un escritor, era un continente literario. El tiempo trabaja día a día a su favor.
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