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ESPAÑA-MARRUECOS

Vecinos alejados

Resulta a todas luces evidente que las relaciones hispano-marroquíes representan uno de los capítulos más importantes y delicados de la acción exterior de España. En fechas recientes estas relaciones han pasado por momentos de mucha intensidad, tanto por disputas territoriales como por la gestión del complejo problema de la emigración.

Resulta a todas luces evidente que las relaciones hispano-marroquíes representan uno de los capítulos más importantes y delicados de la acción exterior de España. En fechas recientes estas relaciones han pasado por momentos de mucha intensidad, tanto por disputas territoriales como por la gestión del complejo problema de la emigración.
En la imagen, el sur de España y gran parte de Marruecos.
Un tema tan importante pedía a gritos un estudio sobre el cómo y el porqué de la evolución de esas relaciones. Una de las figuras más destacadas del periodismo español, Ignacio Cembrero, varias veces corresponsal y siempre atento al conjunto de la política exterior española y a su dimensión magrebí, ha asumido el reto, y el libro ya es una realidad.
 
Cembrero afronta el tema desde la perspectiva de un corresponsal. Evita el análisis, se atiene a la crónica y relega su opinión particular al capítulo final de conclusiones. Hay, sobre todo, un ejercicio de descripción de hechos, organizados por materias y siguiendo un criterio cronológico. Esa opción implica una exigencia: unas fuentes ricas y diversas que aporten cuantiosa información y cubran todo el espectro político.
 
Este libro es destacable por varias razones, pero quizás la más importante es el extraordinario ejercicio de buen trabajo periodístico, ya que Cembrero accede a un alto número de personas relevantes en este proceso diplomático, que contestaron a las preguntas realmente importantes.
 
El mundo editorial de nuestros días elimina restos a la misma velocidad que edita nuevos libros. No tengo la menor duda de que aquellos ejemplares de la obra de Cembrero que queden en las bibliotecas, nacionales y extranjeras, serán consultados a lo largo de muchos años para conocer este particular capítulo de nuestra política exterior. Ministros marroquíes, presidentes del Gobierno españoles, diplomáticos y "fontaneros" han compartido sus recuerdos e impresiones con el autor, permitiendo la elaboración de un friso en el que se recogen todas las posiciones.
 
El rey de Marruecos, Mohamed VI.Cembrero explica bien los puntos de partida de cada uno de los gobiernos, las razones que se valoraron para tomar decisiones, y no duda en señalar incoherencias y falsedades. No hay una posición de partida, un prejuicio sobre el que construir una interpretación. El enfoque es independiente: hay disposición a valorar y comprender las distintas posiciones y las críticas se reparten en todas direcciones, aunque por distintas razones.
 
Las más duras van dirigidas al Majzén, al reducto privado del poder en Marruecos. La idea, muy extendida, de que el actual monarca tiene una capacidad limitada para ejercer su poder encontrará aquí más argumentos. Del Partido Popular resalta la falta de una estrategia, de una visión de conjunto en el largo plazo, aunque el comportamiento fue tan coherente como voluntariamente contundente.
 
En cuanto al Partido Socialista, en especial durante esta última etapa, el problema residiría en la existencia de una estrategia, aquí sí, ultraconservadora, cuyo objetivo es la estabilidad de la monarquía a costa de los saharauis, de los derechos humanos de los marroquíes y de nuestro propio prestigio internacional, cuando el mayor obstáculo de la modernización marroquí es, precisamente, la Monarquía.
 
De entre los hecho narrados hay uno de gran importancia que, por lo que yo sé, queda incompleto. Cembrero cuenta cómo Hassan II solicitó a González la creación de una célula de reflexión conjunta sobre el futuro de Ceuta y Melilla, y cómo el presidente español la rechazó. Eso fue verdad hasta que cedió a la demanda, pocos meses antes de perder las elecciones. La diplomacia marroquí recuerda el hecho y exige, a su tiempo, su reactivación. Quiere proteger al Gobierno español más dispuesto respecto a sus demandas que nunca ha habido en Madrid, no exponiéndole al fuego dialéctico de la oposición, para rematar la cuestión pendiente por excelencia, el Sáhara. Pero entonces, como Cembrero reconoce, Ceuta y Melilla ocuparán la primera línea de nuestras relaciones bilaterales.
 
Aun echando en falta un análisis de mayor profundidad, lo que no deja de ser una opción perfectamente legítima del autor, sobre las posiciones de las partes, el libro de Cembrero es de lectura obligada para todo aquel que se sienta interesado, por una u otra razón, por las relaciones hispano-marroquíes y por la evolución política y social de Marruecos. La emigración, las relaciones económicas y comerciales, el papel de la ayuda comunitaria, de los medios de comunicación... cualquier aspecto relevante encuentra su espacio en esta excelente crónica.
 
 
Ignacio Cembrero: Vecinos alejados. Los secretos de la crisis entre España y Marruecos. Galaxia Gutemberg, 2006; 275 páginas.
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