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ZAPATERO Y EL PENSAMIENTO ALICIA

Zapatero, el Simple

Frente a la retórica elíptica, escurridiza, muy característica en los ámbitos (periodísticos, radiofónicos, parlamentarios...) en los que, con honrosas excepciones, la corrección política es ley, Bueno afronta en este nuevo libro, sin tapujos ni mordazas –esto es, con lo que los griegos llamaban parresía–, un tema que, siquiera oblicuamente, aparece todos los días en las portadas de los periódicos, en los titulares de los telediarios y partes radiofónicos: ¿en qué piensa el presidente?, ¿cuáles son las ideas desde las que aborda las tareas de gobierno?

Frente a la retórica elíptica, escurridiza, muy característica en los ámbitos (periodísticos, radiofónicos, parlamentarios...) en los que, con honrosas excepciones, la corrección política es ley, Bueno afronta en este nuevo libro, sin tapujos ni mordazas –esto es, con lo que los griegos llamaban parresía–, un tema que, siquiera oblicuamente, aparece todos los días en las portadas de los periódicos, en los titulares de los telediarios y partes radiofónicos: ¿en qué piensa el presidente?, ¿cuáles son las ideas desde las que aborda las tareas de gobierno?
Muchos, y no sólo representantes de la oposición (de los que podríamos sospechar que acusan un exceso de celo al respecto), sino incluso miembros de su propio partido, se llevan preguntando esto, en qué piensa Zapatero, desde el 14-M (hace bien poco un destacado miembro del PSOE constataba, no sin escándalo, que Zapatero "aún no había explicado su idea de Estado"). Alguno incluso se llega a preguntar, bien que irónicamente, si es que el presidente "piensa", sin más.
 
El caso es que el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, no solamente "piensa", desde luego, sino que piensa lógicamente: lo interesante, en efecto, del Pensamiento Zapatero, tal como Bueno lo analiza, no está tanto en el hecho de ser pensamiento, ni siquiera en los contenidos que en él se expresan, sino en los presupuestos que lo alimentan, así como en los modos lógicos por los que discurre. Un pensamiento expresado a través de los numerosos lemas de todos conocidos, y que lo hacen tan característico: Alianza de Civilizaciones, Proceso de Paz, Diálogo, Solidaridad, Cintura Democrática, "Memoria Histórica" ("memoria" de una República arcádica y un franquismo infernal)...
 
Se trata de lemas que, por su ambigüedad –en unos casos–, por su enormidad –en otros–, no todo el mundo puede valorar ni medir: las posturas más comunes ante ellos, y ante la figura que los expresa, tienden, en general, bien al desprecio por su retórica –y entonces incluso se le retira a Zapatero su condición de "pensador"–, bien a la admiración acrítica por su profundidad –y entonces se confiesa no tener la "altura de miras" como para desentrañar tales "profundidades"–. En cualquiera de los dos casos, se tiende a caricaturizar su figura, pero no a entenderla, y se deja sin analizar el sentido de los susodichos lemas.
 
Ya sea, pues, por incapacidad o por inconveniencia (y es que remover los presupuestos y principios del discurso de Zapatero hace remover los propios, y más de uno podría verse reflejado en Alicia más de lo que cree, aunque luego aparente desprecio por su modo cursi de expresión), el caso es que la casa queda sin barrer, y los lemas de Zapatero sin analizar. Y es que, precisamente, no se trata ni de reír ni de llorar, sino de entender, y no sólo la figura de Zapatero, también el fondo sobre el que tal figura destaca: el pueblo español, responsable al fin y al cabo de su elección como presidente del Gobierno, el 14-M.
 
Así pues, no espere el lector encontrar en el nuevo libro del autor de España no es un mito un retrato del presidente, aunque quede aquí el presidente retratado, ni mucho menos una caricatura. No es una obra del género biográfico, ni periodística, ni humorística; tampoco del género psicológico ni del psicoanalítico, ni del dramático; ni siquiera del trágico. Zapatero y el Pensamiento Alicia pertenece, más bien, al género lógico-crítico (filosófico, diríamos). En sus 357 páginas son analizados, con todo el rigor del sistema desde el que habla el autor –el materialismo filosófico–, esos presupuestos y modos lógicos por los que discurre y transcurre el Pensamiento Zapatero.
 
Gustavo Bueno.En efecto, more geometrico, a la manera de los geómetras, y una vez definido, en la introducción, el Pensamiento Zapatero como elemento de la clase Pensamiento Alicia (muy distinto del Pensamiento Utópico), Bueno va desgranando con mano sabia cada uno de estos lemas (dedicando un capítulo a cada uno), desplegándolos, desenvolviéndolos lógicamente, esto es, poniendo de manifiesto los presupuestos que subyacen en ellos, hasta medir el alcance de los mismos; un alcance, y esto es lo característico del Pensamiento Alicia, del que, precisamente, no es consciente aquél que lo expresa.
 
Es decir, lo característico del Pensamiento Alicia, tal como Bueno lo define, es expresar "pensamientos" sin medir, sea por que se eluden, sea porque se ignoran, las dificultades lógicas (absurdos, anfibologías, contradicciones...) que encierran. Alicia, por su inconsciencia lógica (es decir, por su simplicidad infantil), ignora las dificultades y obstáculos que su propia imaginación produce, pasando a habitar (a través del espejo) ese País de las Maravillas en el que "el fuego arde, pero no quema" (algo maravilloso –admirabillis– es algo que escapa a la racionalidad lógica).
 
Bueno prueba, frente a muchas de las posiciones mantenidas al respecto, que los productos del Pensamiento Zapatero, en cuanto especie del Pensamiento Alicia, no es que sean muy bellos y deseables, aunque impracticables como proyectos políticos, sino que por su infantilismo y simplicidad son completamente absurdos en su propia formulación, y por tanto es hasta ingenuo pensar que quien los produce está lleno de buenos deseos. Bueno entiende, y así lo dice en la conclusión, que un pensamiento que no ve los obstáculos y las contradicciones que envuelve habla más de la mala fe del que persiste en él que de su buena voluntad. Una mala fe que, en efecto, se ve siempre encubierta por la "sonrisa permanente" y que resulta de creer que se vive en el País de las Maravillas.
 
La franqueza, sí, podría distinguir el "estilo" de Bueno, pero sobre todo es la solidez y consistencia lógica en la argumentación lo que caracteriza su discurso, siendo la parresía más bien resultado de la consistencia, y no al revés. Y es que, aunque siempre se agradezca, la franqueza de palabra en abstracto, al margen del contenido del discurso, tampoco tiene por qué ser virtuosa: la franqueza puede ser insolente si la palabra que le acompaña es necia (en el Parlamento vasco sabemos mucho de esto).
 
Esta obra, en fin, posee algo mejor, más valioso que la parresía: en este libro, como en todos los suyos, Bueno no sólo habla con franqueza, también con razones. A ver si empezamos a agradecer más la razón en el decir que la franqueza en el hablar.
 
 
GUSTAVO BUENO: ZAPATERO Y EL PENSAMIENTO ALICIA. Temas de Hoy (Madrid), 2006; 370 páginas.
 
SANTIAGO ABASCAL, diputado en el Parlamento autonómico vasco y presidente de la Fundación para la Defensa de la Nación Española.
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